1. Elige un rizoma fresco:
Compra jengibre fresco en el mercado o supermercado. Asegúrate de que tenga una piel suave y brotes pequeños o “ojos” visibles, ya que estos serán los puntos de crecimiento.
2. Prepara el rizoma:
- Corta el rizoma en secciones, asegurándote de que cada pieza tenga al menos un brote visible.
- Deja secar los cortes durante 24 horas para evitar infecciones cuando los plantes.
3. Selecciona el recipiente adecuado:
- Usa una maceta ancha y poco profunda, ya que el jengibre crece horizontalmente.
- Asegúrate de que tenga buen drenaje para evitar que las raíces se pudran.
4. Siembra el jengibre:
- Llena la maceta con una mezcla de tierra rica en nutrientes y bien drenada.
- Coloca los trozos de rizoma con los brotes hacia arriba, cubriéndolos ligeramente con 2-3 cm de tierra.
- Riega suavemente hasta humedecer el sustrato.
5. Cuidados básicos:
- Luz: Coloca la maceta en un lugar con luz indirecta brillante, evitando el sol directo.
- Riego: Mantén el sustrato húmedo, pero no empapado. Reduce el riego durante los meses más fríos.
- Fertilización: Aplica un fertilizante orgánico líquido una vez al mes para estimular el crecimiento.
6. Tiempo de cosecha:
- El jengibre comienza a brotar en unas pocas semanas, pero necesitarás esperar entre 8 y 10 meses para cosecharlo.
- Cuando las hojas comiencen a secarse, desentierra con cuidado los rizomas necesarios y deja el resto para que siga creciendo.
Consejo adicional:
Puedes replantar los rizomas cosechados para mantener tu reserva infinita de jengibre activa durante años. ¡Un cultivo simple y rentable para tu hogar! 🌱