Los espárragos, además de ser deliciosos y versátiles en muchas recetas, son un alimento bajo en calorías y carbohidratos, rico en vitamina B (fundamental para la función cerebral y nerviosa), ácido fólico, betacaroteno y vitamina C, entre otros nutrientes y beneficios. Aunque pueda parecer complicado, cultivar espárragos en casa es más sencillo de lo que imaginas. Aquí te explicamos cómo hacerlo.
Los espárragos son brotes tiernos de una planta que crece bajo tierra, donde se encuentran su tallo principal y raíces. Existen diferentes colores de espárragos que dependen de su grado de maduración: los espárragos blancos crecen en ausencia de luz, mientras que los verdes se desarrollan expuestos al sol, lo que activa su producción de clorofila.
Para cultivarlos, necesitas un terreno arenoso con buen drenaje y una exposición parcial o total al sol. Puedes optar por sembrarlos desde semillas o utilizar plántulas adquiridas en viveros. Si decides sembrar con semillas, hazlo en primavera, manteniendo una distancia de 25 cm entre ellas. Cubre las semillas con tierra ligera y riega regularmente. Este método es más lento, por lo que si prefieres acelerar el proceso, utiliza plántulas.
Al trasplantar plántulas en primavera, hazlo a una profundidad de 20 cm. Durante su crecimiento, retira las malas hierbas y riega de forma moderada para evitar que las raíces se pudran. Con el cuidado adecuado, tus espárragos prosperarán y estarán listos para cosechar en el momento adecuado.
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